domingo, 13 de febrero de 2011

Amorcito Corazón yo tengo tentación de un beso…

· Falleció el compositor  Manuel Esperón… a los 99 años
· Su recuerdo queda  entre los morelenses de muchas generaciones
· Los mejores homenajes en el extranjero, aquí se intentó uno….


Manuel Esperón el hombre, el compositor, se ha ido, su figura queda como su recuerdo en la mente de todos los escucharon sus canciones, su talento, su entrega por y para el amor y la vida. A los 99 años ha partido, pero su labor, su trabajo, queda ahí como una huella imborrable.
El autor de esa maravillosa canción “Amorcito Corazón”, que a lo largo de su vida sirvió para  unir a miles de parejas, vivió sus últimos años en Morelos. Parece que fue ayer, cuando lo veíamos  bajo la sombra de un hermoso y tranquilo árbol en Cuernavaca, ver el crecimiento de uno de sus nietos.
Para muchos esa imagen de ese gran viejo, de ese querido viejo como reza la canción de Piero, era co­mún, no tenía nada de especial, pero  tenía su historia y su tiempo,  el compositor Manuel Esperón Gonzá­lez, el músico más prolífico que iluminó y dio sonidos que ya no se olvidarán,  el mismo compositor que le dio brillo a la época dorada del cine mexicano.
Todas sus biografías, sus diversas semblanzas inician así, casi como un mismo modelo para narrar la vida y trayectoria de quien recibirá el reconoci­miento del pueblo que le escucho a muchos artistas y cantantes, entonar sus canciones, tras de fallecer este día a sus 99 años.
El cine en nuestro país tiene un lugar ganado en la historia de la cinematografía mundial por todo lo aportado a través de las décadas de trabajo, de reali­zaciones y sobresaliendo el papel jugado por quienes se dedicaron y dedican a la música.
México ha tenido representantes en todas las artes y las ciencias, pero en el cine se requiere hablar de tres grandes personajes, para ubicar mejor, al compo­sitor nacido en agosto de 1911, concretamente el tres de agosto en los inicios del siglo XX, Manuel Esperón, ellos, son Emilio “Indio” Fernández, Ismael Rodríguez, y el talentoso Gabriel Figueroa, sin dejar de reconocer también el trabajo de otros directores y músicos.
Manuel Esperón, vivía en Cuernavaca, disfrutaba la ciudad y sobretodo mantenía viva esa residencia lla­mada “Amorcito Corazón”, apoyado en un bastón, nadie imagina que la vida de este personaje ha sido apasionante desde sus primeros años, en los que mostró el talento y la capacidad que le dieron fama y fortuna a través de los años.
El compositor en su etapa adolescente pasó por la Academia de San Carlos, estudio en la Escuela Su­perior de Muisca del INBA, y sus inicios profesionales los dio al convertirse en el pianista de las salas de cine entonces mudo, Manuel Esperón fue arreglista y orquestador de la música que otros autores escribían para el novedoso cine sonoro.
De las muchas entrevistas concedidas a lo largo de su carrera, Manuel Esperón González, en un corto lapso logró grandes reconocimientos para llegar a ser director musical en aproximadamente 564 largome­trajes, entre ellos los actuados por Jorge Negrete y el mimo, Mario Moreno “Cantinflas”, y hoy, casi con el siglo de vida a cuestas, tras casi diez décadas su música sigue en boga, interpretada por cantantes de ranchero, mariachis, tríos y no pocas orquestas sinfó­nicas también se dejaron seducir por este talento­so compositor mexicano radicado orgullosamente en suelo morelense.
Su madre, pianista clásica, Raquel González Cantú pertenecía a una familia aristocrática y sus bisabuelos tenían orígenes franceses, yucatecos y norteños, re­gios en una palabra, su padre, Manuel Esperón Alcalá era de Oaxaca y de profesión, ingeniero de minas, de ambos, pero principalmente por el lado materno here­dó el talento y la dedicación por la música.
Autor de las canciones que fueron éxitos en las voces de ídolos Jorge Negrete y Pedro Infante, es necesario citar que en muchas de éstas colaboró con Manuel Esperón, el jalisciense Ernesto Cortázar, como letrista. Asimismo a lo largo de su carrera reci­bió reconocimientos a su trayectoria en México y en las ciudades de San Antonio, Texas y Los Ángeles, Ca­lifornia en los Estados Unidos, donde han sido más frecuentes homenajes como el que quisieron darle apenas meses atrás, quizás dos años, aquí en el estado de Morelos.
Manuel Esperón entre otras obras escribió, Cocu­la, Amorcito Corazón, Me he de comer esa tuna, Flor de Azalea, amor con amor se paga, en los altos de Jalisco, Hay Jalisco no te rajes –composiciones que también le han valido para el reconocimiento y varios homenajes en suelo jalisciense.
Y estas son solo algunas de tantas composiciones logradas en su prolífica vida profesional, por cierto, el maestro Manuel Esperón nació en la colonia Guerre­ro, en la calle de la Estrella número tres. Su padre fue nieto del compositor oaxaqueño Macedonio Alcalá.
Profesionalmente, Manuel Esperón empezó a componer en 1933 para una película que se llamó “La mujer del Puerto”, para la cual el maestro com­puso la canción tema, que en su momento tuvo un gran éxito. La letra la compuso “El vate” Ricardo Ló­pez Méndez. También compuso algunas partes de la música de fondo.
Convertido en el compositor de cabecera de Jorge Negrete y Pedro Infante, le tocó descubrir en Pedro Infante su gran valor de interpretación para la canción popular y aunque él quería cantar a la manera de Jorge Negrete, logró convencerlo para alcanzar finalmente el estilo que lo hizo triunfar. Con él llegaron a la fama muchísimas canciones, como “Amorcito Corazón” y “Mi Cariñito”, las cuales requerían de mucha expre­sión, profesionalismo y sobretodo sentimiento que Pedro encontró bajo las indicaciones precisamente de Don Manuel Esperón ya que le salían de forma na­tural y era extraordinariamente profesional, entraba al estudio y sacaba adelante lo que se proponía.
A Jorge Negrete lo descubrió el maestro Esperón. Jorge quería interpretar ópera, al principio le costó trabajo convencerlo de cambiar hacia otro género de canciones, y también a él lo hizo finalmente un can­tante triunfador, y así empezó cantando “Jalisco no te rajes”, “Cocula”, “Esos altos de Jalisco”, “Serenata Tapatía” y muchas más. Jorge Negrete tenía un ca­rácter muy distinto al de Pedro, pero siempre mantu­vieron una buena relación y desarrollaron juntos un trabajo que los llevó al éxito de manera permanente, como así lo consigna la historia del cine mexicano.
La figura de Manuel Esperón queda ahí bajo ese frondoso árbol, la sombra de su andar se mezclara con la de las hojas en ese colegio al que acudía a ver a su nieto.
Su recuerdo permanecerá y su inmortal canción seguirá siendo tarareada en todas partes, mas cuando se le cante a la mujer, esa canción es como él desde ahora, una leyenda….”Amorcito corazón, yo tengo tentación de un beso que se prenda en el calor de nuestro gran amor, mi amor.
Yo quiero ser, un solo ser y estar contigo. Te quiero ver, en el querer para soñar. En la dulce sensación de un beso mordelón quisiera, amorcito corazón, decirte mi pasión por ti.
Compañeros en el bien y el mal, ni los años nos podrán pesar, amorcito corazón, serás mi amor. Yo quiero ser, un solo ser y estar contigo. Te quiero ver, en el querer para soñar. En la dulce sensación de un beso mordelón quisiera, amorcito corazón, decirte mi pasión por ti.
Compañeros en el bien y el mal, ni los años nos podrán pesar, amorcito corazón, serás mi amor.......

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